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El Costo del Olvido

  • Foto del escritor: alonzocornejo
    alonzocornejo
  • 3 may
  • 21 Min. de lectura

O de cómo la Empresa empìeza a perder el significado de su Misión.
O de cómo la Empresa empìeza a perder el significado de su Misión.


Hay circunstancias en las que la frustración se hace presente cuando, en nuestras actividades diarias, el trabajo que realizamos día a día parece no tener camino ni destino. Nuestra labor bien podría reemplazarse o suprimirse –al igual que nuestra presencia física– y la aguja del reloj no se movería en ninguna dirección. De esta sensación, o sentimiento (si la sensación ha calado lo suficiente), no escapa nadie: ningún puesto, rol desempeñado o función realizada.


La literatura especializada, al escudriñar las razones detrás de esta problemática, a menudo se limita a repetir, cual publicidad digital no deseada, que lo que hace falta es siempre una mayor motivación. Una que obligue permanecer en un inacabable estado de éxtasis productivo, como si uno se encontrase corriendo en una maratón infinita sin agua ni descanso. Esto tiene como consecuencia la eterna dialéctica de descarga de responsabilidades: por un lado, el aparato empresarial la deposita en el individuo, sobre el que advierte un racionamiento de esfuerzo y compromiso en lo que considera (apenas) compensable; por otro, el individuo culpa a la empresa desagradecida, que no valora la entrega y el sacrificio ofrecido en aras de un objetivo que no reconoce como propio, y por lo tanto que no es suyo.


Es posible que hayamos ido demasiado lejos con las analogías técnicas y superficiales como recursos idóneos para fomentar para el aprendizaje en nuestros equipos de trabajo. Tan lejos que dejaron de ser analogías para convertirse en metáforas de una realidad inexistente. El individuo no es una pieza y un conjunto de piezas no es un colectivo; un grupo de individuos no es una estructura; y un sistema de trabajo no es un simple flujo procedimental dejado a la deriva. Es necesario volver a lo básico: a definir las cosas por su naturaleza, por sus cualidades intrínsecas. Es hora, tal vez, de abandonar la retórica de la motivación deportiva y volver a centrarnos en el juego mismo: en recobrar el significado de lo que hacemos, que sólo podrá ser alcanzado si tenemos la certeza de por qué lo hacemos y para quién lo hacemos.


Este anhelo por el significado no es una mera cuestión personal o filosófica; es, en muchas ocasiones, el síntoma de una dolencia más profunda que aqueja a las organizaciones: el olvido de su Misión. Olvido no solo de datos o procedimientos operacionales, sino de la esencia misma de la orientación del trabajo hacia un mismo fin. La imagen del empleado que dedicaba una vida entera a una sola organización pertenece ya a un álbum de recuerdos vintage ofrecido en cualquier plataforma de e-commerce. Hoy, fenómenos como la "Gran Renuncia"¹ y el "Tsunami de Plata"² –la masiva jubilación de la generación baby boomer–, o la rotación infinita de talento, no son meras tendencias pasajeras, sino la crónica de una hemorragia silenciosa pero constante de conocimiento en el core de nuestras empresas. Cada partida representa una posible fisura en ese tejido de la empresa, una conocimiento obtenido con mucho esfuerzo y tiempo dedicado.


Las cifras son un indicador representativo: un estudio reciente de IDC estimó pérdidas anuales de $31.5 mil millones para las empresas Fortune 500 por fallos en compartir conocimiento; otro análisis relacionado calculó en $47 millones la pérdida media anual de productividad por empresa debido a una compartición ineficiente³. Estos números capturan la atención, pero centrarse únicamente en ellos es como intentar comprender la relación entre la luz de una bombilla encendida con el horno de la cocina que ha dejado de calentar. El verdadero costo del olvido va mucho más allá de la ineficiencia que pueda ser medida o calculada; reside en la pérdida del leitmotiv, del significado profundo que anima la operación y, en última instancia, la misión misma de la empresa.


Porque el conocimiento crítico que desaparece, raramente se encuentra encapsulado en manuales o bases de datos estáticas. Hablamos de ese saber tácito, esa intuición forjada en la experiencia, esa comprensión íntima del porqué y no sólo del cómo. Es el "deep smart"⁴ del que tanto se habla, la habilidad del maestro panadero de Matsushita⁵ que ninguna ingeniería inversa podía replicar, porque no residía en la fórmula, sino en el sentir de la masa entre sus dedos. Cuando este conocimiento se pierde, no sólo repetimos errores o reinventamos la rueda; corremos el riesgo de perder el hilo conductor que nos orienta, la sustancia misma que dota de significado la razón de nuestro trabajo.


Este pequeño artículo se propone explorar las raíces de este "costo del olvido" desde una perspectiva diferente. Argumentamos que algunas problemáticas de la retención del conocimiento dentro de la empresa no puede resolverse con soluciones superficiales ni meramente tecnológicas, porque yace en la compleja interacción entre cómo funciona realmente la mente del colaborador –sus capacidades cognitivas de memoria, abstracción y contextualización del significado– y el marco –o la ausencia de él– que la empresa proporciona: sus estructuras, sus herramientas, su cultura. Intentar dilucidar por qué la obsesión por el dato literal puede ser contraproducente y cómo el verdadero desafío reside en capturar, alimentar y retener la esencia, el gist⁶, ese conocimiento vivo que permite no solo operar, sino también innovar, adaptarse y, fundamentalmente, mantener vivo el significado de la misión empresarial.


 2: La Mente del Colaborador: ¿Cómo Recordamos (y Olvidamos) Realmente?


Si la retención del conocimiento dentro de la empresa es tan crucial, ¿por qué resulta tan esquiva? Parte de la respuesta, quizás la más fundamental, reside en una comprensión a menudo superficial de cómo funciona nuestra propia mente, especialmente nuestra memoria. Tendemos a pensar en ella como una especie de disco duro biológico: un almacén donde depositamos información y de donde la recuperamos con un doble click, más o menos intacta. Si la información está "ahí", debería ser recuperable; si se "pierde", es un fallo del sistema. Bajo esta visión, la solución para la retención del conocimiento parece sencilla: capturar la mayor cantidad de información posible (datos, procedimientos, informes) y almacenarla en repositorios accesibles –bases de conocimiento, intranets, sistemas de gestión documental.


Sin embargo, décadas de investigación en psicología cognitiva nos pintan un cuadro radicalmente distinto y mucho más fascinante. Una de las teorías más robustas y con mayor poder explicativo en este campo es la Fuzzy-Trace Theory (Teoría de la Traza Difusa)⁷. Esta teoría desafía la visión de la memoria como un simple almacén de datos literales y propone que, al procesar cualquier información o experiencia, nuestra mente crea y almacena, de forma paralela e independiente, al menos dos tipos de "trazas" de memoria:


  1. Trazas Verbatim (Literales): Capturan los detalles superficiales y exactos de la experiencia: las palabras precisas de una conversación, los números exactos de un informe, la apariencia visual concreta de un objeto. Son como una fotografía de alta resolución del momento. Son esenciales para tareas que requieren precisión literal (recordar una contraseña, seguir una receta al pie de la letra).


  2. Trazas Gist (Esenciales/Difusas): Capturan el significado profundo, la esencia, el patrón subyacente o la conclusión fundamental de la información, independientemente de los detalles superficiales. Son representaciones "difusas" (fuzzy) porque abstraen el núcleo semántico. Existen dentro una jerarquía de oposición, desde el gist más simple y categórico ("¿Algo o nada? ¿Bueno o malo?") hasta comprensiones más matizadas (ordinales: "más o menos"; de intervalo: "mucho o poco"). Son como el titular de una noticia o la moraleja de una historia: capturan lo que realmente importa.


La FTT (Teoría de la Traza Difusa) revela algo sorprendente: aunque codificamos ambos tipos de trazas, los adultos tenemos una marcada preferencia por utilizar el gist (la esencia) para razonar, juzgar y tomar decisiones siempre que la tarea lo permite ("fuzzy-processing preference")⁸. Nuestra mente busca instintivamente el significado, la estructura subyacente, el "para qué" de las cosas, y no se queda anclada en el "cómo" literal, a menos que sea estrictamente necesario. Empezamos por el gist más simple que nos permite entender la situación o diferenciar opciones, y sólo recurrimos a niveles de gist (esenciales) más precisos o a los detalles verbatim (literales) si la esencia no es suficiente.

Esta preferencia por el gist tiene consecuencias cruciales para entender la retención y el olvido:


  • Durabilidad Diferencial: Las trazas verbatim (literales), como fotografías detalladas, son frágiles. Se desvanecen rápidamente con el tiempo y son muy susceptibles a la interferencia de nueva información. En cambio, las trazas gist (esenciales), al capturar el significado esencial, son mucho más robustas y duraderas en la memoria⁹. Olvidamos las palabras exactas de una conversación importante, pero recordamos la conclusión o el sentimiento que nos dejó. Olvidamos los datos específicos de un informe, pero retenemos la tendencia general o la implicación estratégica. El conocimiento que perdura es, fundamentalmente, conocimiento basado en significado.


  • La Intuición como Cognición Avanzada: Contrario a la visión popular de la intuición como algo primitivo o irracional (el famoso "Sistema 1"), la FTT argumenta que la intuición experta, esa capacidad de "ver" la solución correcta o el patrón relevante sin un análisis consciente y detallado, se basa precisamente en el uso eficiente de trazas gist bien desarrolladas¹⁰. No es falta de análisis, sino un análisis destilado a su esencia más pura, fruto de la experiencia y el aprendizaje profundo. Se desarrolla con la edad y la experiencia, no es innata.


  • La Paradoja del Detalle: Enfocarse excesivamente en los detalles literales (verbatim) no solo es menos duradero, sino que puede interferir activamente con nuestra capacidad de captar la esencia (gist) y razonar correctamente¹¹. En ciertos contextos, recordar demasiados detalles irrelevantes puede impedirnos ver el bosque. A veces, una "peor" memoria para los detalles puede correlacionarse con un "mejor" razonamiento basado en el significado. El olvido de lo superficial puede ser, de hecho, adaptativo.


Entonces, ¿qué significa esto para la retención del conocimiento en la empresa? Significa que las estrategias y herramientas centradas exclusivamente en capturar y almacenar información literal (datos, documentos, procedimientos explícitos – el mundo del verbatim) están, en el mejor de los casos, abordando la parte más frágil y menos duradera del conocimiento del colaborador. Y en el peor, podrían incluso estar obstaculizando la retención y el uso del conocimiento verdaderamente crítico: la esencia, el significado, el gist que reside en la comprensión profunda, la experiencia contextualizada y la intuición desarrollada. El verdadero desafío no es construir repositorios más extensos en torno a los datos o a la información literal, sino en sostener y transmitir correctamente el significado de la tarea dentro de un contexto más amplio e integrado.


 3: El Marco Empresarial: ¿Estructuras para Datos o para el Conocimiento?


Si la mente humana, como hemos visto, tiende naturalmente hacia la esencia (el gist) y olvida rápidamente los detalles literales (verbatim), ¿cómo responde el marco que la empresa proporciona a esta realidad cognitiva? ¿Están nuestras organizaciones construyendo modelos adecuados para, identificar, capturar y fomentar esa clase de conocimiento crítico y relevante para la empresa?


Es fundamental hablar aquí de las "Estructuras de Conocimiento"¹² que toda empresa, consciente o inconscientemente, posee. No nos referimos solo a los diagramas jerárquicos o a los manuales de procedimiento, sino a la arquitectura completa de cómo fluye (o se estanca) el aprendizaje y conocimiento dentro de la organización: desde los procesos más nimios y cotidianos hasta los grandes flujos de valor; desde las interacciones informales hasta los sistemas tecnológicos formales. Estas estructuras son la base sobre la cual el conocimiento individual puede (o no) convertirse en capacidad colectiva.


Sin embargo, muchas estructuras empresariales actuales, a menudo en nombre de la eficiencia, fomentan una hiperespecialización que, si bien puede optimizar tareas muy puntuales, fragmenta la comprensión de la totalidad de la operaciñon. El colaborador, confinado a su parcela funcional, pierde de vista el panorama completo, la conexión de su labor con los flujos más amplios, con el cliente y, en última instancia, con la misión general. Esta visión fragmentada dificulta enormemente la formación y retención de un gist organizacional, una comprensión compartida del motivo central del negocio y sus interdependencias. Por ello, es vital no solo permitir, sino fomentar que el individuo tenga una visualización real de cómo los flujos menores en los que opera se integran en los flujos mayores. Darle esa visión panorámica es crucial para que pueda identificar su posición, entender el impacto de su labor y, eventualmente, proponer mejoras significativas¹³.


Es cierto que una estructura clara y bien definida es necesaria. Permite identificar qué tareas son repetitivas, basadas en datos o reglas explícitas (el dominio del verbatim), y por tanto, susceptibles de ser optimizadas o incluso automatizadas por herramientas tecnológicas adecuadas. Liberar al colaborador de estas cargas –cálculos, búsquedas rutinarias, procesamiento de información estandarizada– es crucial, no para reemplazarlo, sino para desatar su verdadero potencial cognitivo: la capacidad de gestionar la complejidad, resolver problemas ambiguos, replantear enfoques y, en definitiva, crear valor a través del pensamiento abstracto y la aplicación del gist¹⁴.


Pero aquí radica la paradoja: muchas de las herramientas y sistemas diseñados para "gestionar el conocimiento" en las empresas parecen construidos sobre la vieja y errónea metáfora de la memoria como disco duro. Las omnipresentes bases de conocimiento (Knowledge Bases - KBs) son el ejemplo paradigmático. Se conciben como repositorios donde volcar información explícita (procedimientos, respuestas a preguntas frecuentes, documentación técnica), esperando que el simple almacenamiento garantice la retención y el acceso. Sin embargo, desde la perspectiva de la FTT, estos sistemas a menudo se convierten en trampas de verbatim: almacenan detalles literales que decaen rápidamente en la memoria del usuario una vez consultados (si es que llegan a serlo), y rara vez capturan la esencia, el contexto o el significado detrás de la información¹⁵.


Pensemos en el ejemplo del cajero bancario o el ejecutivo de cuentas¹⁶. Se enfrenta a un cliente con una situación particular, una normativa compleja. Consulta la base de datos interna: encuentra procedimientos codificados, descripciones de acciones. Quizás resuelven el caso estándar, pero ¿qué ocurre con la excepción, con el matiz? La KB no ofrece el gist, la comprensión profunda que permitiría adaptar la norma al caso concreto. Más aún, si el ejecutivo, usando su propia experiencia y juicio (su gist personal), encuentra una solución creativa y efectiva, ¿dónde queda registrada esa solución? Probablemente en ningún sitio formal. La transacción bancaria se registra, pero el incidente de conocimiento, la alternativa elegida, la solución propuesta y, sobre todo, la retroalimentación sobre su efectividad, se desvanecen. La KB permanece estática, inmutable ante la experiencia real. El conocimiento valioso generado en la interacción –el gist de la solución– queda atrapado en la memoria individual del ejecutivo, propenso a olvidarse o, peor aún, a perderse definitivamente si esa persona deja la empresa. Mientras tanto, en otras diez oficinas, otros diez ejecutivos quizás se enfrentan al mismo problema, sin saber que alguien ya encontró una solución brillante.


Este ejemplo ilustra el fracaso de las estructuras y herramientas que priorizan el almacenamiento de información literal a expensas del flujo y la captura del significado contextualizado. Un marco empresarial verdaderamente eficaz para la retención del conocimiento no puede ser un simple archivo muerto de datos. Debe ser un ecosistema vivo, diseñado deliberadamente para facilitar la extracción, el intercambio y la preservación del aprendizaje y del conocimiento generado dentro de un contexto particular. Debe proporcionar no solo "respuestas", sino también fomentar la "comprensión"; no solo documentar el "qué", sino iluminar el "porqué" y el "para qué". Debe, en definitiva, estructurarse para el conocimiento que genera valor y no solo para el dato.


4: Generando Valor Real: Conocimiento, Creatividad y Dignidad.


Hemos argumentado que el marco empresarial a menudo se centra en gestionar información literal (verbatim) y que la mente humana prioriza el significado esencial (gist). Ahora, debemos preguntarnos: ¿dónde reside el verdadero valor para la empresa? ¿En la acumulación de datos o en la capacidad de generar valor y actuar sobre él?


La respuesta parece clara: el valor genuino nace del conocimiento, no de la mera información¹⁷. La información son los datos brutos, los hechos aislados, las piezas del puzzle esparcidas sobre la mesa. El conocimiento es la comprensión que se produce al conectar esas piezas, al discernir el patrón, al extraer el valor decisorio – el gist. Es esta capacidad de ver el significado la que permite no solo ejecutar tareas, sino también mejorar procesos, resolver problemas complejos y, fundamentalmente, innovar.


Y aquí entra en juego un componente crucial, a menudo reservado erróneamente a unos pocos elegidos: la creatividad. Entendida no como una chispa artística volátil, sino como la capacidad de replantear constantemente el orden y la forma en que hacemos las cosas para alcanzar mejor nuestros objetivos (sean estos reducir costos, mejorar la atención al cliente, aumentar la productividad o cualquier otro)¹⁸. Esta creatividad no es patrimonio exclusivo del departamento de marketing o de I+D. Es una potencialidad humana que reside en cada colaborador, independientemente de su rol.


Consideremos el ejemplo, aparentemente trivial, del encargado de la limpieza¹⁹. Si se limita a seguir el procedimiento estándar (limpiar los pisos de la oficina al agua a una hora fija), pero este choca continuamente con la realidad (el tránsito inevitable de personas), el resultado es ineficiente y frustrante. La información disponible (el procedimiento) no basta. Sin embargo, si se le proporciona conocimiento adicional (los horarios de mayor tráfico, los patrones de movimiento), se le dota de los elementos para ejercer su creatividad: quizás proponiendo un cambio de horario, una ruta alternativa, una señalización diferente, o incluso un método de limpieza distinto. Este acto creativo, nacido de la integración del conocimiento específico de su tarea con un conocimiento más amplio del contexto, genera valor real para la operación. Más importante aún, incluye al individuo, reconociendo su capacidad desarrollar nuevos planteamientos y aportar más allá de la ejecución mecánica de una tarea.


Este ejemplo ilustra un principio fundamental: solo el conocimiento profundo de la naturaleza específica de cada actividad, tanto en sus detalles como en su contexto global, posibilita el acto creativo. Y este acto requiere un esfuerzo cognitivo que va más allá de la memoria literal. Necesita memoria para el significado (gist), capacidad de abstracción para ver patrones y conexiones, y pensamiento contextualizado para aplicar ese entendimiento a situaciones nuevas o problemáticas¹⁹. Cuando las estructuras y herramientas de la empresa liberan al colaborador de las tareas repetitivas (que consumen recursos cognitivos sin generar valor intrínseco) y le proporcionan acceso no solo a datos, sino a conocimiento contextualizado, están creando las condiciones para que esta creatividad florezca en todos los niveles.


Aquí, la relación entre conocimiento y generación de valor se vuelve explícita y total. Y es también donde el enfoque humanista cobra todo su sentido. Una cultura empresarial que valora la retención del conocimiento no puede limitarse a verlo como un activo a proteger o un costo a minimizar. Debe verlo como el sustrato mismo del crecimiento personal y colectivo. Requiere fomentar un ambiente de confianza donde compartir el gist (la experiencia, la intuición, la lección aprendida) no sea percibido como una amenaza al estatus personal, sino como una contribución al objetivo común²⁰. Requiere un reconocimiento genuino, que vaya más allá de la simple compensación económica y se manifieste como un verdadero agradecimiento por el valor único que cada individuo aporta²¹. Requiere, en esencia, cultivar ese espíritu de servicio²²: la disposición a poner el propio saber hacer al servicio del otro, sabiendo que en ese acto de dar, uno mismo también crece y se perfecciona.


Gestionar la retención del conocimiento, entonces, no es solo almacenar experiencias exitosas; es invertir en la capacidad futura de generar valor. Es reconocer que el mayor activo de una empresa no reside en sus bases de datos, sino en la capacidad cognitiva y creativa de su gente. Y es entender que cuidar esa capacidad, fomentando un entorno donde el conocimiento esencial pueda fluir, ser retenido y generar nueva creatividad, no es solo una estrategia inteligente, sino un imperativo ético que reconoce el aporte de cada colaborador.


 5: Conclusión: Hacia un Gestión de Retención Consciente.


La tesis central se ha vuelto nítida: el verdadero "costo del olvido" trasciende la pérdida de datos o la ineficiencia; radica en la desconexión con el significado, en la incapacidad de retener y cultivar el conocimiento que mantiene en pie la misión de la empresa. Olvidar, en este sentido profundo, es arriesgarse a perder el rumbo.


La respuesta a este desafío no reside en soluciones simplistas. No se trata de elegir entre la esencia y el detalle, entre el gist y el verbatim, sino de comprender su interdependencia. La Fuzzy-Trace Theory nos enseña que, si bien nuestra mente prefiere operar con la esencia para tomar decisiones significativas, esa esencia emerge precisamente de la interacción repetida y reflexiva con los detalles de la experiencia¹¹. El conocimiento profundo nace del dominio de lo concreto, pero lo trasciende para capturar el patrón, para integrarlo y enriquecer la operación empresarial. Por tanto, una gestión del conocimiento eficaz no puede despreciar ni el detalle riguroso ni la esencia intuitiva; debe aprender a gestionar ambos en una danza dinámica.


Construir un ecosistema de retención consciente significa, entonces, crear un entorno donde se pueda bailar como Fred Astaire. Requiere un compromiso organizacional para:


  1. Potenciar el desempeño del Colaborador: Diseñar sistemas que reconozcan la dualidad de la memoria humana. Necesitamos estructuras que ofrezcan el detalle procesal (verbatim) de forma clara y accesible, pero que, sobre todo, faciliten la extracción, articulación y validación del significado esencial (gist) que los colaboradores construyen a través de su experiencia. Debemos respetar la preferencia cognitiva de los aportes, sin descuidar la base literal que la nutre.


  2. Integrar Detalle, Contexto y Significado: El conocimiento no es un conjunto de átomos aislados. El gist emerge del verbatim dentro de un contexto específico. Por lo tanto, nuestras herramientas y procesos deben superar la fragmentación. No basta con documentar un procedimiento; es crucial capturar cómo se aplica, qué problemas surgen, qué soluciones creativas se generan en el flujo real del trabajo, vinculando el detalle operativo con el contexto situacional y el aprendizaje emergente.


  3. Cultivar una Cultura de Confianza y Servicio: El conocimiento más valioso –la experiencia destilada, la solución creativa ante un imprevisto, la comprensión profunda del cliente– rara vez se compartirá en un entorno de miedo, competencia interna o mera transacción. Fomentar la confianza y un genuino espíritu de servicio²⁴ es indispensable para que tanto el conocimiento explícito como el tácito fluyan libremente, enriqueciendo el acervo colectivo y fortaleciendo al propio individuo que comparte.


  4. Reconocer la Dignidad en la Totalidad: Un enfoque humanista entiende que el valor del colaborador reside en su totalidad: en su dominio técnico del detalle y en su capacidad única para generar significado, abstraer, crear e intuir. La retención de su conocimiento, en todas sus formas, es un acto de reconocimiento a esa dignidad integral²⁵, tratándolo como fin y no como mero medio.


La creación de este ecosistema vivo exige más que buenas intenciones. Necesita herramientas tecnológicas diseñadas con un propósito diferente: no ser solamente archivos digitales, sino plataformas dinámicas capaces de capturar el conocimiento en acción. Herramientas que permitan registrar no solo el dato, sino el incidente, la solución alternativa, el contexto; que faciliten la medición del impacto, el enriquecimiento colaborativo, el registro claro del aporte individual y la visualización integrada que revele patrones y fomente el aprendizaje organizacional²¹.


Emprender este camino requiere liderazgo visionario, dispuesto a ir más allá de las métricas de corto plazo y a invertir en la capacidad cognitiva y humana de la organización. Exige una evaluación honesta de la madurez actual²⁶ en la gestión del conocimiento, identificando brechas y oportunidades. Y, frecuentemente, implica buscar aliados estratégicos que compartan esta visión profunda, que entiendan que la tecnología debe servir al conocimiento humano y no al revés, y que puedan co-crear soluciones a la medida de la cultura y los desafíos únicos de cada empresa.


Enfrentar "El Costo del Olvido" no es una tarea meramente defensiva para evitar pérdidas; es una estrategia proactiva para construir un futuro bases sólidas que impulsen la innovación, la resiliencia y una forma de trabajar más plena y humana. Es, en esencia, apostar por la memoria viva de la organización como su activo más perdurable.



Alonzo Cornejo 

CEO HACDATA


Conceptos:


  1. Gran Renuncia (Great Resignation): Fenómeno global caracterizado por un número récord de empleados que renunciaron voluntariamente a sus trabajos, intensificado tras la pandemia de COVID-19.

  2. Tsunami de Plata (Silver Tsunami): Término que describe la salida masiva de la fuerza laboral de la generación baby boomer (nacidos aprox. entre 1946 y 1964) debido a la jubilación.

  3. Costos de la Pérdida de Conocimiento: Cifras citadas en diversas fuentes de gestión del conocimiento. La de $31.5 mil millones proviene de un estudio de IDC sobre empresas Fortune 500. La de $47 millones se refiere a una estimación de pérdida de productividad anual promedio por empresa (Fuente: Artículo "The Cost of Lost Knowledge", 2023).

  4. Deep Smarts: Conocimiento tácito crucial, basado en la experiencia y difícil de articular, que permite a los expertos tomar decisiones y resolver problemas complejos de forma intuitiva y eficaz. Término popularizado por Harvard Business Review (Fuente: Artículo "The Cost of Lost Knowledge", 2023).

  5. Ejemplo del Panadero de Matsushita: Caso clásico documentado por Ikujiro Nonaka para ilustrar la naturaleza del conocimiento tácito y la dificultad de su codificación y transferencia a través de métodos puramente explícitos (Fuente: Artículo "The Cost of Lost Knowledge", 2023).

  6. Gist (Esencia/Significado): Concepto central de la Fuzzy-Trace Theory (Teoría de la Traza Difusa) en psicología cognitiva. Se refiere a la representación mental del significado esencial, la sustancia o el patrón subyacente de la información, en contraste con la memoria verbatim o literal de los detalles superficiales (Fuentes: Reyna, 2012; Brainerd & Reyna, 2004).

  7. Fuzzy-Trace Theory (FTT): Teoría de la cognición y la memoria desarrollada principalmente por Valerie Reyna y Charles Brainerd. Postula que la mente representa la información simultáneamente en trazas literales (verbatim) y de significado esencial (gist), y que el razonamiento y la toma de decisiones dependen predominantemente de las trazas gist. (Fuentes: Reyna, 2012; Brainerd & Reyna, 2004).

  8. Fuzzy-Processing Preference: Tendencia cognitiva, especialmente marcada en adultos y expertos, a basar el juicio y la decisión en la representación gist más simple disponible que permita realizar la tarea, en lugar de procesar todos los detalles verbatim. (Fuente: Reyna, 2012).

  9. Differential Survival Rates: Principio de FTT que establece que las trazas de memoria verbatim decaen mucho más rápidamente que las trazas gist, haciendo que la memoria a largo plazo esté dominada por el significado más que por los detalles literales. (Fuente: Brainerd & Reyna, 2004).

  10. Intuition as Advanced Cognition: En FTT, la intuición (cuando es efectiva, como en los expertos) no es vista como un proceso primitivo o rápido-y-sucio (heurístico simple), sino como el resultado de operar eficientemente con representaciones gist bien abstraídas y significativas, lo cual es un logro del desarrollo cognitivo y la experiencia. (Fuente: Reyna, 2012).

  11. Verbatim Interference: Fenómeno documentado por FTT donde el acceso o el énfasis excesivo en la información literal detallada puede obstaculizar el procesamiento del significado esencial (gist) y llevar a errores de razonamiento o juicio. (Fuente: Reyna, 2012).

  12. Estructuras de Conocimiento: Concepto propuesto para englobar los sistemas formales e informales (procesos, roles, herramientas, redes sociales internas, cultura) a través de los cuales el conocimiento es creado, compartido, utilizado y retenido dentro de una organización. Incluye tanto la documentación y estructuración del conocimiento explícito/procesal (verbatim) como los mecanismos para el flujo y captura del conocimiento tácito/experiencial (gist).

  13. Visión Holística vs. Hiperespecialización: La fragmentación del conocimiento debido a la excesiva especialización impide la comprensión sistémica y limita la capacidad de innovación y adaptación organizacional. Requiere no solo el conocimiento detallado de la propia tarea sino también la comprensión de su encaje en el sistema global (Ref. Alvira).

  14. Liberación Cognitiva: Al automatizar tareas basadas en reglas o datos explícitos (verbatim), se liberan recursos cognitivos del empleado para dedicarlos a tareas de mayor complejidad que requieren juicio, creatividad y comprensión profunda (gist).

  15. Crítica a KBs desde FTT: Las bases de conocimiento tradicionales a menudo se centran en almacenar información explícita y literal (verbatim), que es cognitivamente menos duradera y menos útil para la toma de decisiones complejas que el conocimiento basado en significado (gist). Su limitación principal es la dificultad para capturar y gestionar el gist y el conocimiento vivo que emerge del contexto y la experiencia (Ref. FTT, Reyna, 2012; Brainerd & Reyna, 2004).

  16. Ejemplo del Cajero Bancario: Ilustración de cómo las KBs estáticas no capturan el conocimiento generado en la interacción real y la resolución de problemas específicos, perdiéndose el valor y el aprendizaje contextualizado (gist). (Fuente: Aporte del autor del blog).

  17. Integrar detalle y gist: Síntesis de la necesidad de gestionar tanto la información literal necesaria (verbatim) como el significado emergente (gist) para una retención efectiva, basada en FTT y la reflexión del autor.

  18. Conocimiento vs. Información: Distinción clave. La información son datos o hechos. El conocimiento implica comprensión, significado, contexto y la capacidad de usar esa información para generar valor. (Aporte del autor del blog).

  19. Creatividad: Entendida aquí en un sentido amplio como la capacidad de generar nuevas ideas, soluciones o enfoques para mejorar procesos o alcanzar objetivos, aplicable a cualquier rol o función dentro de la empresa. (Aporte del autor del blog).

  20. Ejemplo del Encargado de Limpieza: Ilustración de cómo el conocimiento contextualizado (gist) y la visión holística permiten la creatividad y la generación de valor incluso en roles operativos. (Fuente: Aporte del autor del blog).

  21. Memoria (gist), abstracción, contexto: Capacidades cognitivas clave, explicadas por FTT, necesarias para la creatividad y la generación de valor que va más allá de la aplicación literal de procedimientos. (Ref. FTT, Reyna, 2012; Brainerd & Reyna, 2004; Waxman & Gelman, 2010).

  22. Confianza y Cultura: La retención y transferencia efectiva del conocimiento tácito/gist dependen crucialmente de una cultura organizacional basada en la confianza, la seguridad psicológica y la colaboración, que contrarreste el "knowledge hoarding". (Ref. Artículo "The Cost of Lost Knowledge", 2023; Sanz & Hovell, 2021; Alvira; Pezoa).

  23. Reconocimiento Genuino: El reconocimiento debe ir más allá de lo transaccional, valorando la contribución intrínseca de la persona y su conocimiento. (Ref. Aporte del autor del blog; Alvira).

  24. Espíritu de Servicio: Disposición interior a procurar el bien del otro, fundamento de la colaboración y del crecimiento mutuo en la empresa. (Ref. Pezoa Bisséres).

  25. Dignidad Humana: Valor intrínseco de la persona humana, que debe ser el fin último de la actividad empresarial, por encima de la mera instrumentalización o la búsqueda de beneficio. (Ref. Alvira; Pezoa).

  26. Herramientas Tecnológicas: Deben ser diseñadas no solo para almacenar verbatim, sino para capturar, medir, enriquecer, registrar aportes, integrar y visualizar el gist y el conocimiento vivo generado en la operación. (Reflexión basada en la propuesta del autor).

  27. Cultura de Confianza y Servicio (Recap): Reiteración de la importancia de la cultura organizacional como habilitadora fundamental. (Ref. Alvira; Pezoa; Sanz & Hovell).

  28. Dignidad Humana (Recap): Reafirmación del enfoque humanista centrado en la persona. (Ref. Alvira; Pezoa).

  29. Madurez KR: Referencia a la necesidad de evaluar el estado actual de las capacidades de retención de conocimiento de la organización para guiar la mejora. (Ref. Sanz & Hovell, 2021).

  30. Socios Estratégicos y Rol de Herramientas: Mención a la necesidad de partners que entiendan la complejidad y puedan co-crear soluciones tecnológicas alineadas con la gestión del conocimiento vivo (posicionamiento Hacdata).


Bibliografía


  • Alvira, Rafael. (1992). “¿Qué es humanismo empresarial?”. En VV.AA., El humanismo en la empresa. Rialp, Madrid, pp. 33-47. (Referenciado como PDF 11, aunque la bibliografía en PDF 14 lo cita y puede ser la fuente original de tu copia).

  • Alvira, Rafael. (1999). Humanismo Empresarial para la Mejora de la Sociedad. Cuadernos Empresa y Humanismo Nº 17. Universidad de Montevideo. (PDF 13, también referenciado en PDF 15).

  • Brainerd, C.J., & Reyna, V.F. (2004). Fuzzy-trace theory and memory development. Developmental Review, 24(4), 396–439. (PDF 10).

  • Ensslin, Leonardo; Mussi, Clarissa Carneiro; Ensslin, Sandra Rolim; Dutra, Ademar; y Fontana, Lydia Pereira Bez. (2020). Organizational knowledge retention management using a constructivist multi-criteria model. Journal of Knowledge Management, 24(5), 985-1004. (PDF 7).

  • Kenny, John. (2006). Strategy and the learning organization: a maturity model for the formation of strategy. The Learning Organization, 13(4), 353-368. (PDF 6).

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  • Nonaka, Ikujiro & Takeuchi, Hirotaka. (1995). The Knowledge-Creating Company: How Japanese Companies Create the Dynamics of Innovation. Oxford University Press. (Referenciado indirectamente a través del ejemplo del panadero en PDF 3).

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  • (Fuente Anónima/Blog). (Aprox. 2023). The Cost of Lost Knowledge. (Documento PDF 3, parece un artículo o blog post, la fuente original no está clara en el PDF).

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