Porqué hacemos lo que hacemos
"Fueron contadores sin diploma y financieros por necesidad. Fueron diseñadores de su propia marca, vendedores de sus propios productos, jefes de su propio equipo de seguridad. Han sembrado y han cosechado, y en el camino aprendieron que el éxito es solo una de las muchas formas en las que un negocio puede volverse insoportable."
"Porque cuando la empresa crece, no siempre crece la libertad. Y lo que debía ser un medio se convierte en un fin en sí mismo. Se suponía que era un taller, pero ahora es una montaña de documentos."
Hacer empresa no es fácil, y hacerlo bien es una tarea que nunca fue diseñada para personas sensatas. No hay un perfil universal del empresario. No hay una serie de pasos que garanticen el éxito. No hay un molde que contenga a todos los que alguna vez decidieron crear algo de la nada. Algunos estudiaron administración, otros dejaron la escuela antes de aprender a dividir. Unos comenzaron con dinero, otros con deudas. Hay quienes tienen oficinas en rascacielos y quienes trabajan en la mesa de la cocina. Hay empresarios que no han dormido más de cuatro horas en años, y otros que entendieron desde el principio que el descanso es parte del trabajo.
Pero si algo comparten todos, sin importar su historia, es que han sido más cosas de las que quisieron ser. Fueron contadores sin diploma y financieros por necesidad. Fueron diseñadores de su propia marca, vendedores de sus propios productos, jefes de su propio equipo de seguridad. Han sembrado y han cosechado, y en el camino aprendieron que el éxito es solo una de las muchas formas en las que un negocio puede volverse insoportable.
"Porque cuando la empresa crece, no siempre crece la libertad. Y lo que debía ser un medio se convierte en un fin en sí mismo. Se suponía que era un taller, pero ahora es una montaña de documentos."
Porque cuando la empresa crece, no siempre crece la libertad. Y lo que debía ser un medio se convierte en un fin en sí mismo. Se suponía que era un taller, pero ahora es una montaña de documentos. Se suponía que era un restaurante, pero ahora es una acumulación de facturas, horarios y balances interminables. Se suponía que era un sueño, pero se transformó en algo que hay que sostener, organizar y administrar hasta el último detalle.
No vendemos software. No pretendemos solucionar problemas con más pantallas y más botones. Lo que hacemos es algo mucho más simple y mucho más difícil: hacer que una empresa vuelva a ser una empresa, en lugar de ser el trabajo de una vida que nunca deja de consumirla.